El jilguero. Donna Tartt


Hacía tiempo que no tenía una sensación de lectura como ésta. Quería avanzar con ansía para saber qué pasaba en las siguientes páginas. Supongo que eso es lo mejor que se puede decir de un thriller. Y eso es esta novela: un thriller, muy bueno, ni más ni menos (he leído consideraciones más elevadas sobre esta obra, que me parecen desmesuradas).

Es una historia de cierta complejidad, en torno a un muchacho a quien vemos convertirse en hombre y ejercer de tal en la parte final de la narración. El protagonista pierde a su madre en un atentado terrorista del que él también es víctima. En ese atentado roba un cuadro, “El jilguero”, obra real, de Carel Fabritius, discípulo de Rembrandt. Como huérfano de madre y con un padre sinvergüenza, le ocurren diversas peripecias mientras la acción avanza hacia un final en que el asunto del cuadro se aclara definitivamente.

Muy entretenida. Trama brillante. Ágil y bien escrita, aunque a veces peca de barroquismo. Fondo un tanto nihilista, si bien algunos personajes ofrecen un contrapunto de bondad y el propio protagonista no acepta pacíficamente que la vida sea pasar el tiempo y divertirse. A veces, las reflexiones resultan pretenciosas, en particular, al final de la novela, que en todo caso es excelente en su género.


Nota: 8,5.

No hay comentarios:

Publicar un comentario