Jan Morris es una periodista galesa de larga trayectoria que
ganó prestigio sobre todo a raíz de Coronation
Everest, su crónica del primer ascenso a la montaña más alta del planeta.
Entonces firmaba como James: se operó su sexo en los años setenta, experiencia,
por cierto, descrita en esta obra que reúne crónicas de viajes publicadas en
diversos medios durante cinco décadas. Generalmente son reportajes realizados
al hilo de un hecho noticioso, aunque tienen un fondo más sociológico-cultural
que periodístico: pretenden expresar lo que podríamos llamar “el alma de los
pueblos”.
En la introducción a esta colección de reportajes
magníficamente escritos, Morris escribe: “Pocas veces me impliqué a fondo en
los asuntos que describe el libro. Me mantengo al margen por naturaleza y
observo por profesión, me atrae la soledad y me he pasado la vida mirando cosas
y hechos y analizando su efecto en mi sensibilidad concreta”. Resumen certero
de su estilo, que mantiene un aire de levedad objetiva muy apropiada para la
crónica de viajes; pero que se ve lastrado por el recurso constante a la
interpretación introspectiva de lo que se describe. Hay más subjetivismo del
que Morris reconoce en ese párrafo y es una pena: los escenarios y las épocas
tienen mucho más interés que el efecto sobre la “sensibilidad concreta” de la
Morris, por rica que sea en quien ha acumulado tantas vivencias. De ahí mi
decepción con la mayoría de estas crónicas, en las que el protagonista es la
Morris y no el lugar y las personas.
Nota: 6.